viernes, 29 de mayo de 2009

Vaya semana

La verdad es que a pesar del poco tiempo que llevo aquí, a una le da tiempo a estar estresada. O, al menos, a no parar. Con eso de estar aprendiendo voy a toda reunión, visita, encuentro, comité o misión que se precie. Y eso al tiempo de empezar a organziar cosas, que el día 20 de junio es el Día del Refugiado. Y, claro, esto es como celebrar la Pilarica, que es el patrono local.
Aquí andamos revolucionados pensando qué hacer con poco dinero, mucho impacto, lio el suficiente y todo en dos semanas. Pedimos imposibles? Quizá, pero creo que va por buen camino. Además, esta tarde me voy de misión a un sitio que está a cuatro horas de carro. POr seguridad siempre se viaja de día, y considerando que la noche empieza a las 18h30, nos tenemos que quedar a dormir alli. Mañana toca currar, qué le vamos a hacer. Aprovecharé el domingo. Creo que vamos a ir a las Chozas. Es un sitio al borde del rio Aguarico, donde hay varios bares que son chozas (el creativo que puso el nombre sin duda hizo un esfuerzo sobrenatural). Iremos a tomar unas cervecitas después de comer (ya, quizá lo suyo es ir antes, pero alla dónde fueres...).
Y el lunes tenemos el Día del Niño. Estamos de actos y festejos a full. Poqrue aqui tb estaremos, con una carpita y dando globos (que tenemos que inflar), y haciendo dibujos con los niños. Menos mal que estos sólo son 3 horas... El martes me voy de nuevo de misión.
Vaya semana, y creo que esta va a ser la tónica. Así a lo tonto llevo tres aquí. El tiempo pasa volando...y aún no tengo una sola foto mía. Tengo que hacerme una para que me veais el careto!

domingo, 24 de mayo de 2009

La ranchera

a








El viaje entre Cooperativa Orellana y Rio Taruka es de tierra arcillosa, tropical, sonora. El camino accidentado era una fiesta.

Las misiones...

Las carreteras se abren como una prolongación de las calles pedregosas de Lago. Durante un tiempo son caminos serpenteantes asfaltados, ondulados, de vez en cuando rotos por bocanadas de piedras justo al llegar a un puente por donde aún queda rehacer el paso. De la gran vía que sale hacia Quito y su prolongación hacia el lado opuesto, Puerto El Carmen, se desvían innumerables caminos que abren el paso a un paisaje de verdes y rojos, donde las casas saltan de madera.

Llegar a Puerto Nuevo demora unas dos horas, por el camino, que no es tan malo, y por las obras de soterramiento de los tubos petroleros. La provincia está amartillada de tubos negros en los costados de las veredas, y entre las copas de los árboles, aparecen los lengüetazos del fuego de los pozos.

Las venas negras de la provincia desentonan entre las praderas, donde unas inmensas, orondas, ojipláticas vacas comen a cada rato. Las torretas de tensión desgarran el cielo cambiante, caprichoso, que alterna del aguacero inagotable al sol absorbente en apenas cuartos.

De vez en cuando los buses paran sin apenas advertir, para tomar un viajero o que se apee otro hacia un destino que no parece definido. En medio de la nada, aparecen casas, rebaños, personas que esperan el autobús o van a la escuela; niños despachadores de agua bajo una marquesina, ciclomotores sin casco y con al menos dos ocupantes; escuelitas con su cancha de deportes; y gallos, perros, chanchos, que llenan de color la estampa y de hambre la vista.

En la comunidad el núcleo es el “coliseo”. El campo de fútbol, informe, grande, verde. Aquí todo es verde. Al lado, la escuela, de aulas independientes, techadas a dos aguas, en torno a la cancha cubierta del centro. Todos los niños llevan uniforme, que con el actual gobierno es gratuito, como los libros y los cuadernos. Las niñas llevan esos zapatos blancos de hebilla que tan poco me gustaban de pequeña.

Nos reuniremos con la nueva Directiva local (el equipo de gobierno) después de almorzar. Apenas es la una. La comida está buena, pero aprovechan que hemos venido para cobrarnos por todas las ausencias. Cinco dólares por un plato de chuleta y arroz con lentejas no se corresponde con la realidad. Un dólar con cincuenta es el precio medio en Lago. Al menos está bueno, aunque la Colombiana, gaseosa naranja con sabor a polvos contra la gripe, te deja un sabor enfermizo.

Regresamos a Lago después de reunirnos con la Directiva. Hemos pasado un aguacero, pero sale de nuevo un sol hermoso. En la oficina al final hay demasiados correos, y eso que apenas llevo una semana, y consigo enredarme para llegar a casa a cenar y dormir.

Río Taruka está a una hora de LA, por un camino de cantos estrechado entre la naturaleza asaltante. Enigmático, de sonidos inauditos. Llegamos primero a la Cooperativa Orellana, y la gente que nos recibe no es a la que buscamos, por igual vienen con nosotros al punto de encuentro. No son muchas las visitas bienintencionadas, que pretendan ofrecer en lugar de pedir. Se montan en la ranchera, y el camino es una fiesta. Luego de llegar aparecen algunas familias más y les reunimos para explicarles qué hacemos. Miran quizá desde la incredulidad, o pensando en las remesas, y en qué les vamos a dar. Los niños corren tras un chanchito, con las manos y los dientes negros, débiles, aunque parecen sanos y risueños a pesar de su ropa.

Al volver a Lago me parece que la naturaleza se esconde en el horizonte de esta ciudad, apartada, detrás del escenario. Sale si vas a buscarla, pero rehuye estas calles levantadas, que el nuevo alcalde quiere transformar. Los burdeles, bares, tienditas en las que se aprovechan de los petroleros y los gringos, las jaulas para polluelos y gallos, tiendas de muebles imposibles, cabinas de Porta, lavanderías, iglesias, iglesias evangelistas,… Esta ciudad es un sitio hermoso en su peculiaridad, en su rareza, en sus calles vacías de noche.

domingo, 17 de mayo de 2009

Maytos y feria

El sabado se levanto con una lluvia furiosa, rabiosa, para dejar paso despues a un sol radiante y una humedad envolvente. Asi es el clima aqui, asociado al agua en todas sus manifestaciones. Despues de ordenar mi mente y mi ropa, al fin pude bajarla a la lavanderia (ante sd etener que iniciar la operacion reciclado). Y ya de tarde me acompanaron los companeros a buscar piso. Es divertido, ir mirando hacia esa multitu de casas en construccion, para buscar despues al dueno por si las arrienda. Asi se busca aqui piso. Ni internet, ni anuncios, ni carteles. es la caza de la casa sin cortinas ni ventanas, que eso quiere decir que esta desocupada.
A ver si esta semana que viene puedo concretar alguna de las tres. Una aun no tiene ventanas, la otra puertas y la tercera esta sin luz. Espero que en alguna consiga instalarme...
Por la noche fuimos a cenar maytos, que es una manera de concinar a la brasa envuelto en hojas. Yo comi pescado, que aqui es menos habitual que la carne, y es mejor aprovechar cuando lo hay.
Y hoy he ido a la feria, un mercado al aire libre que solo esta domingos y lunes. Rosalie y yo hemos comprado no se cuantos kilos de fruta a un precio minimo. Fresas, melon, mandarinas, naranjillas y no se cuantas cosas mas de las que no se el nombre (pero todas deliciosas). Ah, y unos calabacines gigantes (aqui dicen que esos a los que estamos acostumbrados no son buenos, sino que deben ser de tamano industrial...). Esta noche, ademas, haremos camarones (en realidad son langostinos) a la plancha y gazpacho. Otra cosa no, pero comer comemos bien...
Manana tengo que empezar a preparar con las companeras lo que vamos a hacer para el dia del refugiado (20 de junio) y seguro que varias cosas mas. Acabare el domingo leyendo el periodico y con una cervecita, que las buenas costumbres no hay que perderlas.

viernes, 15 de mayo de 2009

Una semana ya, y sigo sin piso

Una semana aqui, y casi no me he dado cuenta. Todo va rapido, aunque el dia sea largo, muy largo. Me levanto casi por inercia a eso de las 7, y ya es completamente de dia. Una ducha y al trabajo, que la oficina esta a apenas dos minutos. Y hasta las 8h30 puedo conectarme a skype. A partir de esa hora, el tiempo pasa volando, de un sitio a otro. Y eso que aun pervive la sensacion de perdida, de no saber bien que decision tomar. Pero me dejo llevar, de una reunion a otra, conociendo a gente (hoy, por ejemplo, al alcalde electo de Lago), y aprendiendo, aprendiendo mucho.
Cuando llegas a Lago el calor, como dice aqui Carolina, te abraza como si te hubiera echado mucho de menos. poco a poco te vas haciendo a esa sensacion de humedad, o de lluvia a raudales: te acostumbras a la sensacion de no ver pisos altos, y si vegetacion a lo lejos mezclada con cabanas de techo de cinc y ninos en los alrededores. Te acostumbras al trafico constante, al ruido de aviones que despegan y aterrizan a menos de un kilometro, y a una especie de olor a gasolina que flota en el ambiente.
El bullicio de las calles del centro, comerciales, de mercado, se combina con el abandono de otras partes, como Nuevo Mundo, la barriada a la que fui ayer. Apenas pasan autos, ni personas, ni el aire que se apelmaza en los pequenos cuartos donde vive siempre demasiada gente.
En esos momentos yo pensaba en lo que he dejado, en todo lo que rodea mi vida, en la suerte de ser quien soy donde soy. Porque en eso radica todo, en la purita simpleza de nacer en un sitio u otro.
Yo me senti afortunada, al tiempo que me daba la vuelta. Los demas permanecieron alli.
Asi es un dia, uno de mis dias, en Lago.
Bueno, olvido hablar de algo sorprendente: la fruta increiblemente deliciosa que se puede encontrar aqui, por todos lados, picadita o en jugo, para saborearla. Y esos platos que por $1,50 al medio dia sacian mi hambre. Siempre arroz o ensalada, y pollo, o cordero, o incluso camarones (langostinos). Todo rico, para mi tranquilidad.
las noches son muy tranquilas. A casa, cena y a dormir. Hay poco que hacer, porque la noche no es demasiado segura para mujeres solas. Siempre estan las casas de los companeros para pasar el rato.
Este fin de semana debo buscar piso, que la semana ha sido complicada y no ha habido momento. No es facil encontrar, que hay muchos pisos pero casi todos a medio hacer. He visto hoy tarde uno, enorme para nuetsra mente hipotecada. veremos si el dueno se decide a acabar de ponerle las ventanas.
Seguire contando. Buen San Isidro a todos. Hartarse de canas a mi salud.

martes, 12 de mayo de 2009

El primer


Al despegar de Quito descubres lo enorme de esta ciudad de vadea las montagnas se enrosca sobre ellas, y se extiende por el valle. De repente, las nuebes lo envuelven todo y comienzas a descubrir picos que nacen vaporosos. Sin duda, es increible ver como los aviones consiguen atravesar ese mar, y llegar, al fin al otro mar selvatico y verde.
Abajo aparece Lago Agrio, con los depositos del petroleo y sus tejados desvencijados. desde el aire parece mas pequegno de lo que es en realidad, con sus calles agujereadas y sus cientos de tienditas y puestos de telefonia. Y bares, si, muchos bares.
Rosalie me ha acogido en su casa de terraza inmensa compartida con el jefe, Xavier. Y me hicieron la cena con vino tinto, todo un lujo.
Hoy, segundo dia, a ver si hago algo de provecho. Y a buscar casa, que parece un reto en esta ciudad.

lunes, 11 de mayo de 2009

Camino a LA

En un rato tomo el vuelo a LA, y hoy he batido mi récord madrugador: 6h15. Sin despertador ni pereza. Cojo un vuelo en el aeropuerto quiteño y en media hora me planto en la Amazonía, con sus mosquitos, su calor y mi nuevo trabajo. Estoy contenta, que además he descubierto que una compañera de un curso veraniego tb va a serlo aquí. Cambio y corto.

domingo, 10 de mayo de 2009

El olor de la ciudad

La ciudad de Quito, patrimonio de la humanidad, huele a una mezcla de gasolina, seco de chivo y juguitos de fruta. El bullicio de las calles del centro colonial se combina con los atascos monumentales en sus calles empinadas, sin resuello por la altura.
Y las iglesias, esa multitud de iglesias grandiosas, sus conventos franciscanos y el espíritu jesuita pueblan los rincones, donde las mujeres venden chirimoyas o boletos de la loto. Mientras, se oye la voz del vendedor de periódicos: "el hoy y el comercio; comercio, la hora; la hora, el comercio"... De fondo, los volcanes límpidos por las mañanas y ocultos por los nubarrones a la tarde.
La ciudad moderna es de amplias avenidas, a veces desvencijadas, donde edificios inverosímiles hacen añorar la belleza trasnochada del centro. El tráfico intenso se alborota con los silbadores, pitadores y luceros que llaman la atención de la mujer que camina sola. Y sus miradas no pierden el momento de girarse a verte...
www.quito.com.ec




viernes, 8 de mayo de 2009

De la salida, la llegada, la diferencia horaria y el móvil maldito.

Ayer, después de 11 horas de vuelo, aterrizaba entre las calles de Quito, o eso me pareció a mí de lo bajo que volábamos. Un viaje tranquilo, que gracias a ciertos contactos (que hay que tenrlos en todas partes), hice en primera habiendo pagado turista. Y menos mal, que uno no se da cuenta de lo cerca que están los asientos hasta que descubre lo lejos que están en clases superiores.
Además, después de las despedidas, siempre demasiado duras, lo menos que quería era un viaje inferno.
Sin percances ni influenza n1h1, me planté en la ciudad en un periquete, en mi hogar hasta el domingo: el hostal Millenium, de nombre visionario pero modestia en el espacio. Sin lujos pero tampoco faltas, a las 21h00 hora local (4h00 hora española) por fin pude dormir. Y vaya si lo hice, que me he levantado a una correcta 7h30, pero que en mi fuero interno sabía eran las 14h00.
Hoy mehe dedicado a firmar papeles, conocer gente descubrir lo absoltumante amables que son cuantos me rodean. Y de tanto lindo, chévere y "a sus órdenes" una no sabe si realmente son así de majos o es que le toman el pelo de la cara de guiri que tiene.
El único altercado ha sido con el dichoso móvil que me he comprado, de simpleza monumental y tarifas irrisorias, pero que ha decidido no permitir que las llamadas entrantes estén restringidas. Mañana tendré que arreglarlo.
Por el momento, todo estupendo. Estoy contenta, y eso no es poco para ser el primer día.